jueves, 2 de abril de 2009

¿Libertad de pensamiento?

Todos conocemos la reciente campaña llevada a cabo por la Unión de Ateos y Librepensadores (UAL).
“El acceso a la educación y al conocimiento en general, en las últimas décadas, a sectores cada vez más extensos de la población, han favorecido un acentuado proceso de secularización que ha llevado a numerosos ciudadanos y ciudadanas a vivir su vida sin necesidad de Dios, ni de la religión.
Estos ciudadanos tienen derecho a orientar su vida conforme a sus propias convicciones. Los ateos, no creyentes y librepensadores somos ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho en esta sociedad y por eso exigimos el mismo respeto, los mismos derechos y las mismas libertades que disfrutan los fieles de las confesiones religiosas.
Esta campaña pretende asimismo promover la libertad de pensamiento y la reflexión individual, la confianza en el poder del conocimiento, en el esfuerzo de autosuperación, en la capacidad para transformar la naturaleza con la prudencia necesaria para mantener el equilibrio ecológico, en la inteligencia del ser humano para crear un sistema moral y para organizar la sociedad en base a la razón y la justicia, la cooperación y la solidaridad”.


Esta campaña surge como respuesta a otra campaña realizada por la Iglesia. En un autobús de Londres, un anuncio con una cita del Evangelio de Lucas (18:8) que decía: “cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?”, seguida por la dirección de una página web. Al consultar la página web, se podía ver que los no creyentes serían “condenados a permanecer separados para siempre de Dios y a sufrir eternamente tormento en el infierno”.
Como respuesta, en Londres se empezó una campaña siguiendo la misma línea que la de la Iglesia en la que se anunciaba: ”THERE’S PROBABLY NO GOD. NOW STOP WORRYING AND ENJOY YOUR LIFE”.
El éxito de la campaña en el Reino Unido animó rápidamente a otras organizaciones ateas a reproducir la campaña en sus respectivos países.
Así, la UAL, junto con todas sus asociaciones federadas, pretende sensibilizar a los ciudadanos ateos, no creyentes y librepensadores en general de la necesidad de hacerse visibles para evitar que las confesiones religiosas sigan imponiendo sus normas morales y sus intereses particulares al conjunto de la sociedad.

En relación con la teoría crítica, nos encontramos con que la Iglesia quiso realizar una campaña en la que se utilizaba la publicidad exterior como herramienta de poder y dominación cultural. Se intentaba entrar directamente en la conciencia de la sociedad e influir en sus creencias y sus prácticas sociales en general. Se intentaba “manipular” en cierto modo a la sociedad sin tener en cuenta la opinión de los demás y condenando a los que no pensaran o creyeran como ellos.
Después de tantos siglos de lucha por la democracia y por unos valores y unas creencias individuales y libres, ¿debemos permitir que estas campañas salgan a la luz? ¿Todavía existen personas que sean vulnerables a estas acciones por parte de la Iglesia?

Como hemos ido demostrando a lo largo del blog, el sector adolescente es un sector realmente vulnerable a todo tipo de campañas publicitarias o propagandísticas. ¿Se verán influenciados en gran medida por ella?

Aprovecho para citar la película: La Ola. En ella se observa como un profesor (figura que en muchos casos, ejemplo a seguir; en algunos otros, objeto de burlas) es capaz de tener a sus alumnos a su total disposición con tan solo una lección en clase. Los adolescentes de la película se implican tanto en la actividad que olvidan que es una “actividad fictícia” y llegan hasta el punto del bandalismo y la violencia, reprochan y desprecian a los que no son como ellos. Creen que son superiores y que su ideología es la mejor. Si comparamos la película con la campaña en cuestión, observamos que aquí el papel que juega el profesor es el mismo que el de los mass media (o en este caso la publicidad exterior).

Esto es solo un ejemplo que, teniendo en cuenta los grandes progresos de la sociedad a lo largo de las últimas décadas, nos resulta un tanto escandaloso. Pero si echamos la vista atrás y observamos de manera superficial la historia que nos precede, veremos como todas las instituciones poderosas (la Iglesia en este caso) han ido manipulando y dirigiendo la vida de la gente, sus creencias y sus prácticas sociales, hasta puntos inimaginables e impensables en la actualidad.

Por Natalia Tortajada Simó